Dolor e impotencia de cientos de personas que han sido víctimas de la delincuencia organizada o del narcotráfico, se unieron durante más de 7 horas en un recorrido llamado Marcha por la paz con dignidad y justicia encabezado por el poeta Javier Sicilia.
Una marcha llena de recuerdos de los seres queridos que fueron asesinados, secuestrados, mutilados o siguen desaparecidos invadieron calles y avenidas: daños que nunca se podrán reparar producto de esa guerra que tiene en marcha el gobierno federal contra el crimen organizado que tiene como resultado más de 40 mil muertos.
Durante cinco minutos todas las personas que asistieron a la marcha permanecieron durante 5 minutos en silencio en memoria por todos los que han perdido la vida por la inseguridad y por la lucha contra el crimen organizado.
La indignación por el desaire de la clase política ante la espiral de violencia que azota al país, que desoye a su pueblo, campeó a lo largo de más de 20 kilómetros del trayecto de CU al Zócalo. Pero al mismo tiempo emergía cada vez más fuerte, y conforme se acercaba la ola blanca al Zócalo, un grito de reclamo que se convirtió en himno de esta marcha: "¡No más sangre. Ni uno más!".
La marcha por la paz convocada por el poeta Javier Sicilia desbordó las calles de esta capital, donde los organizadores estimaron una asistencia de 200 mil personas, aunque las autoridades del Distrito Federal estimaron unos 90 mil asistentes.
El número era lo de menos. A nadie importaba. Después de todo, esta cruzada no quiere saber de cifras porque no las quiere, no las necesita.
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